Deberíamos vivir la vida como si fuera verano siempre, en el velero Martha McKeen de este cuadro de Hopper, ¿no crees? Aunque llegó el otoño, aún siguen vivos en mi memoria aquellos vinos del verano. Hoy quería hablarte de dos de ellos, que ya forman parte de mi lista de favoritos. Como siempre, estos descubrimientos están muy ligados a los viajes que hacemos en familia. Ya sabes lo que dicen: la vida, compartida es más.
Y como la vida, un vino parece todavía mejor si lo compartes. Eso me pasó con Fermentación Lenta, un hallazgo de este verano en Cádiz. Un Pedro Ximénez de Ximénez Spínola y de Jerez, de allí donde reina la Palomino y donde es raro encontrar vinos por debajo de los 15 grados de alcohol. Este vino tiene 14, y casi imperceptibles en boca. Recuerda a la ciruela amarilla seca, a las pasas, al roble francés y a una manera de elaborar vinos en la que prima la elegancia y la armonía. El equilibrio de los elementos.
Vio la luz cuando nadie creía que fuera posible hacer un vino tan seco a partir de esta variedad, que tiende a acumular tantísima glucosa, lo que se traduce en azúcar residual tras la fermentación. Fermentación Lenta es un vino especial, un vino feliz al que una no puede más que volver, como si fuera la infancia en este cuadro de Sorolla.
Otro de esos vinos que ya forman parte de la memoria es el fino ecológico en rama de la Colección Añadas de Williams & Humbert. Pocas veces en Jerez encontramos un fino de añada y de uvas ecológicas. Aquí la crianza dinámica del sistema de criaderas y soleras desaparece. Todo lo hace la crianza estática, como la de cualquier otro vino blanco pero, eso sí, aquí con su velo de flor. Harina de otro costal.
No me quiero despedir sin recomendarte echar un ojo a nuestra experiencia en Ca Na Toneta, un lugar único en el centro de Mallorca donde disfrutar de esa sensación de hogar que se tiene cuando se encuentra una especie de refugio.
Una gastronomía basada en los productos de proximidad, en la artesanía y en las pequeñas producciones. Una cocina con sentido, responsable y coherente con su entorno. Nos fascinó su propuesta culinaria pero también la vinícola. Vinos como Tinc Set, un espumoso elaborado por el método ancestral, es decir, sin añadir azúcar y levaduras, embotellado a media fermentación (la primera y única) para que el azúcar residual haga su función: el gas generado produce las burbujas al no tener escapatoria.
Pura química para unos. Magia para nosotros.